Tiende a ser mas fácil criticarte que conocerte. Con el simple hecho de ver tus ojos te conocí, ya vi una mentira encerrada y una máscara que no querías ocultar. También me mostraron el recuerdo de una infancia lastimada, con el brillo de alguna ausencia.
Un brillo que busque en las tierras perdidas de la nostalgia de un grito cansado que cuando medito mejor no pienso acudir.
Las palabras que pronuncie pesan y una cicatriz que no parecía estar curada me molestaba una vez más.
Un pecado que se volvió apetecible, porque estaba prohibido, sucumbió con un terremoto de dudas, que solo quiso escuchar Judas, para que después de algunos años una trastornada loca le dedique un alarido típico y poco interesante.
-Nicole Kurowski.
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